¿Cómo hacer la vida más amable a los demás?

¿Cómo mostrar a los otros que en verdad nos interesamos por ellos? He aquí unas REGLAS PRACTICAS:

  1. Saludemos a los demás con entusiasmo. Contestemos ese teléfono con verdadero interés. Eso agrada siempre.
  2. Interesémonos por el nombre de los demás. El nombre propio es la palabra más dulce que los oídos pueden escuchar. Va ligado a los recuerdos más bellos de la infancia. No llamemos a nadie por el apellido. Aprendamos sus nombres. Hagamos un esfuerzo hasta que lo logremos. La persona que no puede aprender nombres no existe quizás entre nosotros; existen, en cambio, las personas perezosas que no han hecho ningún esfuerzo por aprenderlos. Aprendamos no sólo el nombre de las personas influyentes, sino también el del señor que nos trae el periódico, el del que nos trae la leche, y el de la señora que viene a refregar los pisos. Sentirá alegría al sentirse llamar por el mismo nombre con el que su propia madre y sus familiares más íntimos les han llamado siempre.
  3. Conocer la fecha del cumpleaños de las personas. Quizá sea usted la única persona del mundo que los recuerde en ese día, y su tarjeta la única que les llegue en esa ocasión. No lo olvidarán.
  4. Preste atención a lo que la otra persona dice o cuenta, aunque usted ya lo sepa. Es tan agradable hablar delante de una persona que está pendiente de lo que decimos. La atención es una de las mejores maneras de manifestar estimulación por quien habla. Sea un buen oyente. Anime a los demás a hablar. Hay muchas personas que se hacen simpáticas no por lo que hablan (que quizá es muy poco) sino por la atención que saben poner a lo que dicen los otros. ¿A quién no le gusta que le oigan con interés lo que dice? "La persona simpática convierte en oro las palabras que decimos".
  5. Si va a visitar a un enfermo averigüe qué temas son los que más le agradan y chárlele de ellos. Verá que su charla le hará descansar.
  6. Haga una lista de las cualidades que tiene otra persona. Y piense en esas cualidades. Verá que de manera inesperada, aunque usted no le tuviera cariño a esa persona, se irá interesando por ella y su antipatía desaparecerá. Porque el pensar en las cualidades de los demás aumenta la simpatía.  

Alfonso Zermeño Infante