- ¿Cómo puedo decir
que tú eres el tesoro de mi vida
y vivir en constante insatisfacción?
¿Acaso en ti no lo encuentro todo
para ser feliz?
¿Acaso ya no me ilusionas?
¿Acaso digo seguirte,
pero en verdad me sigo a mí mismo?
-La alegría es fruto de tu Espíritu.
Dame alegría en mis noches.
Dame alegría en la enfermedad.
Dame alegría en la adversidad.
Dame alegría en esta etapa
que estoy viviendo.
-Dame alegría al servir,
al trabajar, al amar, al compartir.
Señor, que me dé con alegría
y reciba con alegría.
-A veces mi alegría se basa
en cosas inconsistentes
que después me dejan
vacío, triste, sin vida.
Me dejo engañar
fácilmente por lo que brilla,
espejismos de alegría
que conozco bien.
Dame luz para verlos y vencerlos.
-Señor, sé que solo
volviendo a vivir tu Palabra
la alegría volverá a mis pasos.
Dame valor para romper
lo que la tiene atada y presa.
Dame la alegría
de los primeros discípulos
que dejándolo todo, te siguieron.
-Gracias, Señor,
Tú eres mi más profunda razón
de vivir, de caminar, de soñar.
Sea mi alegría
poner mi vida en tus manos
y servir a tu Reino, a todos,
sobre todo, a los pobres.