Solo y a pie

¿Cuánto tiempo llevo aquí, anunciando esperanza, intentando dar sentido a mi vida y a la de los que me rodean? ¿Cuántas estaciones han pasado sin que haya bajado los brazos, sin que haya dejado de mirarte y de mirar hacia abajo, donde, hundidos, aguardan un rayo de luz aquellos que son pisoteados por los Señores Oscuros de este mundo? ¿Cuántas veces he perdido tus pisadas, he resbalado en el fango de la conformidad, me he vuelto a levantar ayudado por tu mano siempre cercana, siempre abierta, siempre acogedora?

Oh, Señor, ayúdame a que no se apague el fuego de Rebeldía que quema mi corazón. Dame tu mirada, tus oídos, tu latido, tu ritmo, tu sentido del humor para que pueda encender, con tu fuego, los rescoldos de corazones que no saben por qué han de prenderse. Hazme entregar la vida como si ninguna otra cosa importara en el mundo, porque ninguna otra cosa importa en el mundo.

Hazme Evangelio, Buena Noticia para toda persona que necesita noticias buenas que cambien su vida. Dime por dónde he de caminar para que tu Palabra no se convierta en una ideología más que predico mientras me come la mediocridad; hazme ser como Tú, aunque me llamen loco los manipuladores ideólogos del acomodamiento a la realidad. Dame tu Garfio de Corsario en este mar de consumo, apúntame con tu Cañón de Amor para que el Egoísmo no alcance a los que Tú me has hecho cercano.

Háblame al oído, Hijo de Dios, Hermano de la Humanidad, y pídeme más de lo que puedo dar, que Tú sabes que puedo más de lo que quiero, y que no quiero lo que puedo. Y cuando, en el último día, acompañando a los últimos, acompañado por los últimos, vengas a recogerme, llévame junto a Ti, junto a todos aquellos que han muerto abrasados en tu hoguera de esperanza, para que pueda compartir Amor Infinito, Invencible, Apasionadamente divino con las personas que decidieron ser humanas.
 
Y ahora, Vida de mi vida, estoy preparado para salir ahí fuera. Allá voy, mundo, por caminos sin marcar, loco de Dios, a contagiar a quien quiera ser.

J.M. Llamas