Dos tipos de hambre
El ser humano, aún antes de nacer, trae consigo dos tipos de hambre: de alimento y de amor. Si los padres no alimentan a su hijo, éste morirá; pero si no siembran amor en su pequeño corazón, ese ser también puede morir, o caminar semi-muerto durante el resto de su vida, porque va a llevar en sí un vacío afectivo en su alma.
Por eso durante los primeros años de vida ese niño o niña dependerá de sus padres, y sus únicos puntos de referencia con este mundo nuevo serán los latidos del corazón y la sonrisa de su madre y los brazos fuertes de su padre.
Su felicidad futura depende en gran parte de su presente. Su auto-estima y su seguridad futuras van a depender del alimento afectivo que le den sus padres en la niñez.
Si sus padres no llenan su corazón, no le dan afecto, más tarde en la adolescencia y en la madurez buscarán la felicidad donde no está. Pueden aparecer en su vida tres terribles enfermedades: el alcoholismo o adicción a otras drogas, la violencia emocional, física o sexual, y finalmente la codependencia.
¿Por qué el alcohol u otras drogas?
Tratando de buscar la felicidad en algo exterior, buscando llenar ese vacío en el alma. Camino equivocado, desde luego, ya que la droga en cualquiera de sus formas no soluciona problemas, antes bien, los incrementa.
La droga hace daño a quien la consume, pero también, al cónyuge, los hijos y la familia. Si a un niño no se le da de comer, va a llorar y gritar; si no se le da afecto, amor en todas sus formas, va a crecer con una tremenda frustración y lo va a expresar en forma de violencia contenida, muchas veces durante años, pero que –cómo olla de presión– va a reventar en forma de crueldad con los animales, en asaltos pandilleros, y más tarde en violencia doméstica contra la esposa e hijos.
Esa violencia empezará con insultos, depresión, y terminará en ataques físicos cada vez más frecuentemente repetidos. Una de las formas más crueles y desgarradoras de violencia es el incesto abierto, ya que se invaden los límites a que todo ser humano tiene derecho y se rompen las bases de confianza que las víctimas tenían en los victimarios.
Y finalmente la codependencia.
De acuerdo a la llamada "dependencia paradójica" el ser humano tiende a realizar aquellas conductas que le producen aceptación de los seres que pueden dar amor en cualquiera de sus formas.
Va a ir por la vida tratando de resolver las necesidades y hasta los caprichos, por ejemplo del cónyuge, olvidándose totalmente de las suyas propias.
¿Para qué?: buscando una limosna de amor para llenar, cree equivocadamente la persona, ese vacío del alma que viene desde la niñez.
Esta enfermedad no es exclusiva de las personas que viven con un alcohólico o adicto a otras drogas.
Así vemos personas aplastadas emocionalmente, maltratadas física y sexualmente, que siguen y siguen extendiendo la mano para que sus cónyuges les arrojen unas migajas de cariño. Se van auto-destruyendo física, emocional y espiritualmente, pues el "yo" de la persona codependiente, depende en gran medida de la persona disfuncional.
Jesús Arina