¿Eres susceptible?

Las personas susceptibles acarrean una pesada desgracia: la de ser retorcidos. Complican lo sencillo y agotan al más paciente. Viven siempre con la guardia en alto, a pesar de lo cansado que resulta.

Son capaces de encontrar secretas intenciones, conjuras o malévolos planteamientos en las cosas más sencillas. Imaginan en los ojos de los demás miradas llenas de censura. Una pregunta cualquiera es interpretada como una indirecta o una condena, como una alusión a un posible defecto personal. Con ellos hay que medir bien las palabras y andarse con pies de plomo para no herirles.

La susceptibilidad tiene su raíz en el egocentrismo y la complicación interior. "Que si no me tratan como merezco..., que si ése qué se ha creído..., que no me tienen consideración..., que no se preocupan de mí..., que no se dan cuenta...", y así ahogan la confianza y hacen realmente difícil la convivencia con ellos.

Veamos algunos ejemplos de ideas para alejar ese peligro:

Alfonso Aguiló