Los siete hermanos
Hace muchos años había una vez un hombre que era muy rico y tenía 7 hijos. Un día murió y sus 7 hijos se reunieron para abrir el cofre donde encontrarían el ansiado testamento. Cada uno recibió un trozo de pergamino. 7 en total. Ninguno pudo descifrar lo que quería decir, pero ninguno quiso enseñar a sus hermanos su pergamino.
Así pasaron los años y ninguno de ellos llegó a descifrar cuál era la última voluntad de su padre.
Un día el hermano mayor convocó una reunión con todos sus hermanos. Ésta fue su propuesta: poner sobre una mesa los 7 trozos de pergamino y poder leer la última voluntad del padre. Así lo hicieron, por fin, todos tuvieron el gozo de recibir la parte de la rica herencia que su padre les había legado.
Todos hemos recibido dones para ponerlos en la mesa. Nadie puede decir que tiene todo el testamento. Sólo poniendo en común, olvidando la parte y sumando el todo, podremos llegar a conocer la voluntad de nuestro Padre Dios.