Bebe en mis ojos

El abuelo tenía los ojos cansados. Ya su nieto se lo había notado hace tiempo y un día le preguntó: “Abuelo, ¿por qué tienes los ojos sin luz?

El anciano no le dio muchas explicaciones. Simplemente le dijo que por la edad, por lo que había visto en la vida, por lo que había sufrido-.

¿Y qué podemos hacer para darte un poco de luz?, preguntó de nuevo el nieto.

Nada, hijo. Bueno, sí. Sólo hay un medio. Si tú me das un poco de los tuyos.

¡Anda, abuelo! Bebe en mis ojos, aunque yo tenga que quedarme sin luz.