El naúfrago

El único sobreviviente de un naufragio fue arrastrado hasta una pequeña isla deshabitada. Todos los días, le pedía desesperadamente a Dios que lo rescataran, y solía mirar ansiosamente hacia el horizonte en busca de la ayuda que nunca llegaba.                                                                     Exhausto, finalmente se las arregló para construirse una pequeña choza con ramas y hojas, para protegerse y guardar sus pocas posesiones.
Pero un día, después de ir en busca de comida, volvió a su pequeña choza y la encontró en llamas, con una columna de humo que se elevaba hacia el cielo. Las cosas no podían estar peor; había perdido todo. Lleno de ira y dolor, miró hacia arriba y gritó: "¡¡Dios, ¿cómo pudiste hacerme esto?!!".
Al día siguiente, muy temprano lo despertó el sonido de un barco que se aproximaba a la isla. Habían venido a rescatarlo. "¿Cómo supieron que estaba aquí?", preguntó el fatigado náufrago a sus salvadores. "Vimos su señal de Humo", respondieron.
Claudio María Domínguez