El diablo y los tres monjes

El diablo se apareció a tres monjes y les dijo: Si os diera poder para cambiar algo del pasado, ¿qué cambiarías?

El primero de ellos, con gran fervor apostólico, respondió: "Yo evitaría que hicieras caer a Adán y a Eva en pecado, para que la humanidad no pudiera alejarse de Dios".

El segundo, un hombre lleno de misericordia, le dijo: "Yo te alejaría de Dios y te condenarás eternamente".

El tercero de ellos fue el más sencillo y, en lugar de responder al tentador, se puso de rodillas, se persignó y oró diciendo: "Señor, líbrame de la tentación de lo que pudo ser y no fue".

El diablo, lanzando un grito estridente y estremeciéndose de dolor, desapareció.

Los otros dos, sorprendidos, le dijeron: "Hermano, ¿por qué has respondido así?".

Él respondió: "Primero: Nunca debemos dialogar con el diablo. Segundo: NADIE en el mundo tiene el poder de cambiar el pasado. Tercero: El interés del Malo no era probar nuestra virtud, sino atraparnos en el pasado, para que descuidar el presente, único momento en el que Dios nos da su gracia y podemos cooperar con Él para cumplir su voluntad".

De todos los demonios, el que más atrapa a los hombres y les impide ser felices es el del “lo que pudo haber sido y no fue”.

 

El pasado queda a merced de Dios y el futuro a su Providencia. Solo el presente está en nuestras manos sabiendo que en el horizonte siempre está Dios.