Los ciegos y el elefante

Un grupo de ciegos no saben cómo es un elefante. Deciden tocarlo para entender su forma. Cada uno toca una parte del elefante y tiene una percepción diferente. Uno toca la trompa y dice que es como una serpiente; otro toca la oreja y dice que es como un felpudo. Otro coge la cola y dice que es como una soga. Y así cada uno va diciendo. Todos están convencidos de que su descripción y opinión es la correcta.
La moraleja es que los humanos tienden a afirmar la verdad absoluta basándose en su experiencia limitada y subjetiva. Ignoran que solo conocen una parte de la realidad. Que la realidad es más grande de lo que ven o pueden imaginar.