España produce y comercializa bombas racimo

Monseñor Enrique Figaredo, obispo de Battambang (Camboya), denunció hoy que en España se producen y comercializan bombas racimo, pese a haber suscrito la Declaración de Oslo.

En un comunicado con motivo de su próxima visita, monseñor Figaredo señala que según datos de la Coalición Contra el Uso de las Municiones de Racimo (CMC), las empresas Esperanza y Cia., Expal Explosivos S.A., Instalaza S.A., Internacional Technology S.A. y Santa Bárbara están relacionadas en España con la producción de bombas antipista BME-330 y granadas de mortero MAT- 120.

Asimismo, añade que, según un reciente informe de Greenpeace, España importa bombas de racimo modelo CBU-100/B Rockeye de los Estados Unidos.

En el comunicado, Figaredo afirma que a pesar de cumplirse diez años del Tratado de Ottawa, que prohíbe la fabricación, uso, venta y almacenaje de minas antipersona, Camboya continúa sufriendo las consecuencias de estas armas.

Según Figaredo, este país es un ejemplo histórico y actual del efecto destructor y pernicioso de las minas antipersona no sólo para las víctimas directas, que en numerosas ocasiones resultan mutiladas, sino también para sus familiares, que quedan destrozados moralmente.

Las bombas de racimo, lanzadas desde el aire o a través de sistemas de artillería, son capaces de dispersar cientos de pequeñas submuniciones sobre un área que puede alcanzar varios kilómetros cuadrados.

La imposibilidad de controlar de forma precisa su caída es lo que convierte a este artefacto en una terrible amenaza para los civiles. Además, según Figaredo, entre el 5% y el 40% de las municiones no explotan al caer, convirtiéndose así en minas antipersona "de facto".

El pasado 23 de febrero 46 países firmaron en Oslo una declaración por la que se comprometían a culminar en 2008 un proceso para la consecución de un tratado que prohíba las bombas de racimo o de fragmentación. España, al igual que hizo en 1997 al suscribir el Tratado de Ottawa, se sumó a este acuerdo.