No se marcharán
Más de 150 misioneros españoles permanecen en Costa de Marfil «en condiciones extremas».No se marcharán. A pesar de la caza indiscriminada de occidentales iniciada por algunos exaltados marfileños, los más de 150 misioneros españoles se reafirman en su deseo de permanecer en el convulso país africano. «No hemos pensado en marcharnos, pues sentimos el cariño de la gente y nuestro servicio aquí es necesario». La Federación Española de Religiosos de Enseñanza (FERE) ha remitido una nota en la que revela «las condiciones extremas» que atraviesan los misioneros.
La FERE ha mostrado su preocupación por los más de 150 misioneros españoles que permanecen en Costa de Marfil y que han manifestado su voluntad de continuar en el país africano. «Sólo se han quedado, en condiciones extremas y corriendo graves riesgos, los misioneros y sacerdotes que llevan muchos años trabajando en el país». Según la agencia Fides, dependiente del Vaticano, la misión de unos religiosos españoles en Sakassou, de los que no han facilitado los nombres, fue «teatro de combates impresionantes» el pasado seis de noviembre. «Estábamos en la casa de las religiosas para la oración de vísperas. A las 18.45 horas estalló el infierno. Nos tiramos por tierra, bajo la mesa, con el alma en suspense, hasta la mañana temprano, mientras las balas silbaban sobre nuestras cabezas y entraban en la casa rompiendo los cristales de las ventanas», asegura el misionero español. Otro de los religiosos que ha decidido permanecer en el país es el padre Lorenzo Campillo, burgalés, superior de la comunidad que los salesianos tienen en Abiyán y párroco de la iglesia de San Francisco de Asís. El religioso llegó hace 18 años a Costa de Marfil, donde trabaja además con 30 niños de la calle para los que ha habilitado un hogar. «Les damos educación y pan. Dependen de nosotros. No les podemos abandonar», sentencia el religioso. Según el padre Campillo, en Costa de Marfil «hay entre 150 y 170 misioneros españoles». «Sólo se han ido unas pocas religiosas mayores, pero la mayoría nos hemos quedado», refirió el sacerdote. Tras la tensión de la pasada semana, el padre Campillo aseguró a este diario que «el ambiente está más tranquilo, más sereno». «Los marfileños están esperando tanto las reacciones internacionales como las del Gobierno local», añadió. «Ha habido numerosos grupos radicales que han fogueado el espíritu patriotero, cultivando el odio y la exclusión entre la población, algo que nunca se había visto en el país», agregó. Según el religioso burgalés, «ningún misionero español ha sufrido percances, aunque hubo cuatro días que permanecimos en nuestras casas por orden del embajador español». «Nos han estado llamando casi a diario desde la embajada para ver cómo estábamos y asegurarse de que no nos había ocurrido nada», prosigue. Otra de las comunidades salesianas, ubicada en Korhogo, permaneció incomunicada durante los primeros días. De los cuatro religiosos, dos son españoles, y se vieron obligados a cerrar el colegio que regentan por orden de las fuerzas rebeldes. En Duékoué está situada la tercera comunidad salesiana del país, que atiende un campamento de refugiados con más de 5.000 personas que han huido, en su mayoría, de Burkina Faso. Los obispos marfileños han pedido a los políticos «que hagan un esfuerzo para calmarse con el fin de canalizar y conjugar todas nuestras fuerzas para alcanzar la paz».
Álex Navajas, La Razón