El G8, en Londres
Los ministros de Finanzas de los países más ricos del mundo y Rusia (G-8) han alcanzado un acuerdo en Londres para condonar "inmediatamente" la deuda de 18 de los países más pobres del mundo, la mayoría en el África subsahariana. El ministro de Economía británico, Gordon Brown, ha detallado que el total de la deuda perdonada ascenderá a más de 76.000 millones de dólares.
Como anfitrión del encuentro, Brown dará detalles sobre el contenido del pacto y los países beneficiados en una rueda de prensa prevista para primera hora de la tarde. En principio, el acuerdo se basaría en el plan consesuado este viernes por EEUU y Reino Unido planteado este sábado al resto de países.
Dicho plan, según anunció la Casa Blanca, cancela el 100% de la deuda que 18 de los países más pobres del mundo, la mayoría de ellos del África Subsahariana, mantienen con el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Africano de Desarrollo (BAFD).
De los 18 países beneficiados en principio, 14 son africanos. La lista completa es Benin, Bolivia, Burkina Faso, Etiopía, Ghana, Guayana, Honduras, Madagascar, Malí, Mauritania, Mozambique, Nicaragua, Níger, Ruanda, Senegal, Tanzania, Uganda y Zambia.
El acuerdo también pide al resto de los países que cancelen su deuda bilateral con esas naciones, incluidas dentro de la iniciativa para los Países Pobres Fuertemente Endeudados (HIPC).
Del plan, podrían verse beneficiados otros países "si cumplen los requisitos del programa", entre ellos, la mejora de la transparencia en la administración, la lucha contra la corrupción y el cumplimiento de programas acordados con el FMI.
En su reunión del pasado martes en Washington, el presidente de EEUU, George W. Bush, y el primer ministro británico, Tony Blair, ya habían indicado que sus respectivos países disponían de ese plan, aunque no aportaron detalles.
Mediante ese proyecto, los países industrializados se comprometen a aportar nuevos fondos a las instituciones multilaterales de crédito, para evitar que la condonación de la deuda descapitalice a esas organizaciones y afecte su capacidad de acometer nuevos programas de ayuda en el futuro.
El Mundo