Sin casa en Zimbabue

Robert Mugabe, en el poder en Zimbabue desde hace más de 25 años, no quiere testigos para su última medida de terror -bautizada como Campaña para Limpiar la Mugre- contra una población que sufre una tasa de paro del 80% y que sobrevive gracias a la ayuda internacional. Según estimaciones de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, cerca de 200.000 personas han sido desplazadas de su hogar en Zimbabue.

La familia de Caiphas (nombre figurado para un caso real) estaba durmiendo cuando llegó la policía con sus rifles automáticos AK-47. "¿Qué están haciendo?", les preguntó al ver cómo se disponían a destruir todas las casas de la barriada. "¡Pregúntale a tu presidente!", le gritaron a la vez que les ordenaron evacuar la casa. A continuación, lanzaron gasóleo y prendieron fuego a la vivienda que hasta ese momento había sido su hogar, el de su esposa y sus dos pequeños hijos. El relato salió del país gracias a la BBC. Los periodistas extranjeros tienen prácticamente prohibida la entrada en Zimbabue.

La policía zimbabuense ha admitido que ha detenido a unas 30.000 personas durante la campaña, que, aparentemente, tiene por fin acabar con los asentamientos ilegales de viviendas y los mercados de economía sumergida que han brotado en las ciudades.

Un zapatero que durante 20 años ejerció su oficio en una calle de Harare fue obligado a desalojar su tienda. Cuando vio que los agentes empezaban a destrozar el mercado, dejó de protestar y se fue. "Ahora no tengo con qué alimentar a mi familia. Estamos viviendo en la calle", aseguró.

El ministro de la Vivienda ha dicho que las apisonadoras enviadas a arrasar barrios enteros van a eliminar la criminalidad. "Hemos dicho repetidamente que no vamos a permitir la construcción de barriadas ilegales. Ellos estaban advertidos", dijo.

En la sesión inaugural del nuevo Parlamento, Mugabe defendió ayer su política diciendo que la medida era un intento "de hacer una vigorosa campaña de limpieza para restaurar la sanidad" pública y que "el actual estado caótico de los asuntos, donde pequeñas y medianas empresas operaban fuera del marco establecido, y en zonas de alta criminalidad, no podía ser tolerado por más tiempo".

La policía ha incendiado y demolido barriada tras barriada durante las últimas tres semanas. Un sacerdote católico dijo que la gente estaba empezando a sufrir graves enfermedades y que sabía de cuatro casos donde personas habían muerto de frío. Ahora es invierno en Zimbabue y las temperaturas en Harare pueden bajar de los cero grados por la noche. Las calles de varias zonas de Harare parecen haber sufrido un bombardeo o un terremoto.

Esto lo hace un presidente que ganó la mayoría absoluta en las elecciones de marzo pasado. La oposición y los pocos observadores independientes denunciaron el fraude en los comicios, en los que sólo votó un 50% de la población.

Pía Díaz, El País