Me duele África, todo el África y todas las Áfricas
Me duelen el África de la pobreza, y las muchas pobrezas de África,
el África del miedo y todos los miedos de África,
el África de la ignorancia y las muchas ignorancias de África,
el África del subdesarrollo
y todos los subdesarrollos de África,
el África de la esclavitud y las muchas esclavitudes de África,
el África de las democracias de papel y las muchas democracias "papeleras" de África,
el África del aislamiento y todos los aislamientos de África,
el África de los genocidios y los muchos genocidios de Árica.
Sí, me duele el África, todo el África y todas las Áfricas.
Pero me duelen, sobre todo, los hombres y las mujeres
que malnacen, malviven y malmueren en África.
Lo que más me duelen son los niños:
Los niños de la calle, los niños soldados,
los niños huérfanos de Sida,
los niños sin escuela,
los niños explotados en las minas y en los campos de cultivo,
los niños abusados y prostituídos en el mercado del sexo,
los niños que se mueren de niño
por falta de nutrición o atención sanitaria,
los niños que no tienen de niños más que los pocos años,
los niños que sólo nacen para morir.
También me duelen mucho las mujeres:
las mujeres desposeídas, desde la infancia y a la fuerza,
de buena parte de su feminidad,
las mujeres, apenas adolescentes,
obligadas a ser madres sin haber sido niñas,
Las mujeres, más o menos casadas,
convertidas en máquinas de hacer hijos
y en bestias de carga para el trabajo,
las mujeres, en fin, sin otros derechos
que el de no tener ninguno,
y con todas las obligaciones propias y muchas de las ajenas.
Me duelen, aunque con un dolor matizado por la grima,
los hombres:
los hombres engreídos y prepotentes,
los hombres bebedores y pendencieros,
los hombres desidiosos e irresponsables.
Me duelen, cómo no, los refugiados, los emigrantes,
los analfabetos, los minusválidos.
Sí, me duele el África, todo el África y todas las Áfricas.
Pero me duelen, sobre todo, los hombres y las mujeres
que malnacen, malviven y malmueren en África.
Me duele el África y, porque me duele, la siento mía,
por eso la quiero con toda mi alma.
Sólo lo que duele llega a amarse de verdad.
Pedro Rubio, Revista Manos Unidas Nov.-Dic. 2003