Persecución de la Iglesia en Nicaragua

Desde 2018, la Iglesia católica en Nicaragua comenzó a ser perseguida con acciones represivas y encarcelamientos cuando se produjeron protestas masivas contra el gobierno del presidente Daniel Ortega.

Tras la detención del obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, uno de los más críticos de la gestión gubernamental y quien fue acusado del supuesto delito de conspiración, la Iglesia vive en estos días los momentos más críticos; hay una fuerte tensión con el gobierno que en fechas recientes prohibió, a través de la policía, una procesión de fieles con una imagen de la Virgen de Fátima en Managua, en ocasión de un congreso mariano, en la capital. El prelado se encuentra recluido en al Palacio Arzobispal al norte del país, pues para los presos políticos se cambió el sistema carcelario por el domiciliar.

La Arquidiócesis de Managua ha llamado a los fieles a rezar por la paz en Nicaragua y a comportarse de manera pacífica. Un obispo y varios sacerdotes se encuentran en el exilio, y otros, encerrados en seminarios y sus parroquias. La Iglesia, en apoyo del pueblo nicaragüense, pide justicia para 360 personas que murieron durante las protestas.

El gobierno dictatorial de Daniel Ortega sacó del aire a 7 emisoras católicas, y expulsó del país a varias religiosas que realizaban obras de caridad, lo que perjudica a los pobres de este país.

Los católicos en Nicaragua representan un 58. 5 por ciento de los 6.5 millones de habitantes que tiene el país,

Daniel Ortega llegó al poder desde el 10 de enero de 2007, siendo líder del Frente Sandinista de Liberación Nacional desde 1991. Lleva 15 años en el gobierno que ha sido calificado como autoritario por analistas internacionales. Él ha ordenado el cierre de 6 universidades buscando el adoctrinamiento de la población.

Las tres instituciones que anualmente emiten un informe sobre la libertad religiosa en el mundo señalan a Nicaragua como uno de los países americanos en donde se cometen más violaciones a este derecho humano estipulado por la ONU.

A sus 77 años de edad, no tiene vistas de dejar el poder, al lado de su esposa, Rosario Murillo, quien es la vice presidenta del país desde el 2017.

Varias conferencias episcopales en distintos países se han solidarizado con los obispos y la Iglesia en Nicaragua, ante la persecución religiosa que se vive y que se ha intensificado.

La Arquidiócesis de Nicaragua cuanta con 8 diócesis sufragáneas.

Carlos Villa Roiz