En las últimas semanas los subsaharianos han optado por entrar a nado en grupos. La Guardia Civil ya tiene constancia oficial de una entrada el 24 de mayo de 30 inmigrantes -16 de los cuales fueron detenidos en Ceuta-, el 3 de junio otros 19 más y el 5 de junio más de 30 inmigrantes.
Los inmigrantes del África Subsahariana han optado por explotar esta nueva técnica pensando en que la confusión de la Guardia Civil y la Gendarmería marroquí provoca que muchos de ellos puedan lograr su objetivo, según ha dicho un agente del instituto armado.
La experiencia contada por inmigrantes que han logrado entrar en Ceuta ha dado evidencia de una historia y un patrón común. Todos coinciden en que la vida en los montes que hacen frontera entre Ceuta y Marruecos es dura.
Modus operandi
Decenas de subsaharianos, divididos en grupos según sus nacionalidades, se ocultan de la presión constante de los agentes marroquíes, quienes efectúan batidas ayudados de perros, haciendo uso incluso de su armamento efectuando disparos al aire para asustar a los inmigrantes, según cuenta el camerunés Pierre Bapoo, quien hace unas semanas entró a la ciudad a nado.
Esta presión, según su testimonio, les debilita físicamente pero mantienen la esperanza de bordear la franja marítima que separa Ceuta de Marruecos debido a que la entrada por tierra es muy complicada ante la vigilancia y la altura -seis metros- de la doble valla.
Los inmigrantes dicen que no se guían por informadores sino que acuden a las playas marroquíes arrastrándose para no ser vistos por los militares marroquíes que custodian la zona. Tumbados en el suelo esperan el momento oportuno para lanzarse en grupo al mar y empezar a nadar hacia Ceuta.
Los subsaharianos afirman que se fijan en las luces de la costa de Ceuta como referencia para cubrir la escasa distancia entre las dos orillas. Aseguran que saben nadar, pero prefieren llevar flotadores, cuenta el costamarfileño Abdoul Cisse.
