Jesús reza por la Iglesia y pide al Padre que entre sus discípulos "no haya divisiones ni peleas". El Papa se inspiró en el Evangelio del día para detenerse precisamente sobre la unidad de la Iglesia. "Tantos dicen que están en la Iglesia pero están con un pie adentro y con el otro aún afuera". Se reservan, así, la "posibilidad de estar en dos lugares, "dentro y fuera". "Para esta gente la Iglesia no es su casa, no la sienten como propia. Es un alquiler".
- En el primer grupo están "aquellos que quieren que todos sean iguales en la Iglesia, que nos uniformemos". "La uniformidad. La rigidez. ¡Son rígidos! No tienen esa libertad que da el Espíritu. Crean confusión. Jesús no quiso que su Iglesia fuera tan rígida. Jamás. Se dicen cristianos, pero su actitud rígida los aleja de la Iglesia".
- El otro grupo - prosiguió diciendo el Papa - está hecho de aquellos que siempre tienen una idea propia, "que no quieren que sea como la de la Iglesia, tienen una alternativa". Son los "alternativos": "Yo entro en la Iglesia, pero con esta idea, con esta ideología. Y así su pertenencia es parcial. También éstos tienen un pie fuera de la Iglesia. Para éstos la Iglesia no es su casa, en un determinado momento la alquilan. ¡Al principio de la predicación evangélica había de éstos! Pensemos en los agnósticos, a los que el Apóstol Juan da tan fuerte, ¿no? ‘Somos... sí, sí... somos católicos, pero con estas ideas alternativas'. No comparten ese sentir propio de la Iglesia".
- Y el tercero es el de aquellos que "se dicen cristianos, pero que no entran con el corazón en la Iglesia": son los "ventajistas", "buscan las ventajas, van a la Iglesia, pero por ventaja personal, y terminan haciendo negocios en la Iglesia": "Los especuladores. ¡Los conocemos bien! Desde el principio estaban. Pensemos en Simón el Mago, en Ananías y en Safira. Se aprovechaban de la iglesia para su propia ventaja. Los hemos visto en las comunidades parroquiales o diocesanas, en las congregaciones religiosas, en algunos benefactores de la Iglesia, ¡tantos, eh! Se pavonean de ser benefactores y al final, detrás de la mesa, hacen sus negocios. Tampoco sienten a la Iglesia como madre, como propia. Y Jesús dice: ‘¡No! ¡La Iglesia no es rígida: la Iglesia es libre!'".
En la Iglesia "hay muchos carismas, hay una gran diversidad de personas y de dones del Espíritu". "Si tu quieres entrar en la Iglesia, que sea por amor", para dar "todo tu corazón y no para hacer negocios en tu beneficio". La Iglesia "no es una casa de alquiler, es una casa para vivir". Y no es fácil, porque "las tentaciones son tantas...".
Pero puso de manifiesto que quien hace la unidad en la Iglesia, "la unidad en la diversidad, en la libertad, en la generosidad es sólo el Espíritu Santo", porque "ésta es su tarea". El Espíritu Santo - añadió - "hace la armonía en la Iglesia. La unidad en la Iglesia es armonía". Y observó que todos "somos diversos, no somos iguales, gracias a Dios", de lo contrario "¡sería un infierno!". Y "todos estamos llamados a la docilidad al Espíritu Santo". Precisamente esta docilidad - dijo Francisco - es "la virtud que nos salvará de ser rígidos, de ser ‘alternativos' y de ser ‘especuladores' en la Iglesia: la docilidad al Espíritu Santo". Y es precisamente "esta docilidad la que transforma a la Iglesia de una casa en alquiler en una casa propia".
"Que el Señor - dijo el Papa al concluir - nos envíe al Espíritu Santo y que cree esta armonía en nuestras comunidades, comunidades parroquiales, diocesanas, comunidades de los movimientos. Que sea el Espíritu el que haga esta armonía, porque como decía un Padre de la Iglesia: El Espíritu, Él mismo, es la armonía".